Desmitificando los Sistemas Contra Incendios – Parte II


10 de septiembre de 2016

La última semana de agosto, compartimos los primeros 5 mitos que se tienen en los sistemas contra incendios, esta semana, venimos con más…

MITO No.6. Los sistemas contra incendios funcionan igual que una red de agua potable.

FALSO. Acá nos referiremos al tema de diseño desde la perspectiva del ingeniero consultor local, quien normalmente considera que la electromecánica de un sistema contra incendios es similar a la de un sistema de agua potable. La mecánica de funcionamiento de una red contra incendios NO SON IGUALES A LAS REDES DE AGUA POTABLE. Las redes de agua potable funcionan a partir de demandas variables que generan variaciones de caudal y presión, las cuales rara vez ocurren en las redes contra incendios (cuando son bien diseñadas). El problema es que en nuestro medio se generan tantas disfuncionalidades al momento de diseñar o instalar las redes que -por instantes- hasta resulta creíble este argumento. Las redes contra incendios normalmente mantienen una presión constante cuya demanda es disminuida por la evaporación dentro de las tuberías o pequeñas fugas, las cuales solo requieren maniobrarse con un sistema auxiliar. Por lo demás, la dinámica de operación de un sistema de rociadores se asemeja más a un sistema de riego por aspersión que a un sistema de agua potable y las demandas de operación de un hidrante superan por mucho a las de un grifo de jardín.

MITO No.7. Puedo emplear la misma fuente de almacenamiento para una red contra incendios que en una red de agua potable.

“DISCUTIBLE”. La normativa local de El Salvador obliga a colocar hidrantes para protección contra incendios en cada red de abastecimiento de agua potable, cuyo caudal de operación en 12 L/s, lo cual haría pensar que el mismo almacenamiento podría emplearse para ambas situaciones. La convención en la NFPA tiende a emplear almacenamientos independientes para estas redes en función de las grandes demandas del sistema, las cuales son almacenadas en condiciones de estanqueidad que pueden resultar nocivas para el consumo humano. Adicional a lo anterior, no los recomiendan ya que se convierten en puntos de sedimentación y con las proyecciones de crecimiento, es muy probable que el volumen disponible sea reducido. En el caso de las cisternas y tanques para comercios la situación es similar, ya que los niveles de reserva para incendio se independizan de los niveles de consumo, pero ambos se ubican en el mismo contenedor. Si nos basamos en la norma NFPA-22, la respuesta al mito claramente es “falso”, pero conforme lo requiera la autoridad local competente (de forma tácita y a través de nuestras normas locales) existe una ambigüedad que se ha convertido en el estándar local. Requiere consenso.

MITO No.8. Puedo construir un estanque abierto como reservorio para protección contra incendios.

“VERDADERO (pero está condicionado)”. NFPA-20, establece claramente que “cualquier fuente de agua que sea adecuada en calidad, cantidad y presión deberá ser permitida para abastecer” un equipo de bombeo contra incendio, indicando -además- que cuando la red pública no pueda abastecer al sistema en calidad, cantidad o presión, una fuente alternativa deberá ser provista. Por otra parte, NFPA-22 establece una variedad de formas y materiales permitidos para la construcción de tanques de almacenamiento (los cuales se emplean cuando fuentes naturales o redes públicas no pueden ser empleados). Para este caso, no es tan simple como “hagamos un estanque” y ya; su diseño requiere sistemas de filtración y recirculación que minimicen los efectos negativos de la pérdida de oxigeno (con la consecuente aparición de algas) y en algunos casos, reguladores de temperatura (acá no aplican porque no tenemos congelamiento de agua). La circulación y captura de aguas lluvias puede ayudar con la renovación del agua (e incorporarse como parte de un sistema de drenaje sostenible), pero normalmente implicará control de sedimentos, por lo que debe evaluarse. Eso sí, el estanque deberá garantizar que se mantiene constante el volumen mínimo total requerido para la operación de la red de protección (conforme NFPA-13 o 14) y tener un plan de operación y mantenimiento.

MITO No.9. Puedo usar el agua de mar para abastecer una red contra incendios.

“VERDADERO”. Retomando lo indicado en el mito No. 8, NFPA permite en un sentido muy amplio la utilización de cualquier cuerpo de agua disponible como fuente de suministro, las cuales pueden estar contenidas en barreras naturales (como en el caso de ríos caudalosos, lagos, estanques, puertos, etc.) como en instalaciones fabricadas (tanques, cisternas u otro tipo de depósito fabricado por el hombre). El empleo de agua de mar no es incompatible con las redes contra incendio. Eso sí, usar agua de mar implica un alto grado de corrosión de la red interna y una vida útil posiblemente corta para los sistemas si no se diseñan para soportar las condiciones de alta corrosión que posee el agua de mar. Normalmente requerirá el empleo de tuberías especiales, hechas en materiales plásticos o de acero inoxidable, los cuales suelen hacer más caros los costos de su manejo. El empleo de agua de mar con sistemas convencionales (acero al carbón, hierro galvanizado, hierro dúctil) logrará que al cabo de pocos años deba renovarse la totalidad del sistema por fallos en la red. Una salvedad importante, es el hecho que NFPA 303 y NFPA 307 indican que el uso de agua no potable deberá efectuarse conforme las regulaciones locales.

MITO No.10. Puedo usar un tanque elevado para abastecer una red contra incendios.

DISCUTIBLE. Oficialmente, NFPA establece un requerimiento de cantidad, calidad y presión de agua. En este sentido (y aclarando de antemano que la idea es usar únicamente el tanque elevado para el abastecimiento), si la elevación del tanque genera suficiente presión para superar las presiones requeridas ¿por qué no? El problema acá se encuentra en nuestra condición de alta sismicidad, la cual encarece las cimentaciones y estructuras requeridas. No es tanto un problema de norma, sino un problema de costos y riesgos. En este caso, lo ideal es optar un tanque elevado a poca altura, un depósito superficial o una cisterna enterrada, a la cual se le suma un equipo de bombeo para lograr las presiones requeridas en la red. Los niveles de estos depósitos deben garantizar que las cargas de succión neta positiva (NPSH, un término que a muchos diseñadores les da jaqueca) no faciliten procesos de cavitación de las bombas a instalar. Por cierto, problemas de geología pueden poner en problemas a las instalaciones enterradas (conforme los grandes volúmenes de almacenamiento requeridos normalmente), así que siempre es necesario respaldar el diseño con los estudios técnicos correspondientes.

Esperanos pronto para un próximo artículo sobre verdadero y falso en los sistemas contra incendios!


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